









El germanio es un oligoelemento que se encuentra en la corteza terrestre y también en los hongos, ginseng, castaña, clorella, ajo, aloe y prácticamente todos los alimentos que se consideran saludables. El germanio aumenta la capacidad de autocuración del organismo pero sus efectos no quedan ahí. Sobre todo si asumimos que toda enfermedad proviene de la falta de oxígeno y ante estos casos, el germanio podría definirse como el oxígeno que podemos ingerir. De hecho, éste proporciona oxígeno rápidamente a cada célula al acelerar el metabolismo. Además, se une a metales pesados como el cadmio o el mercurio y los cuales obstruyen el cuerpo. Entre sus usos, es útil para ayudar a disminuir la presión arterial, mejorar la circulación sanguínea, reducir los niveles de colesterol, mantener una buena salud cardíaca, controlar afecciones oculares (como cataratas y glaucoma), tratar afecciones hepáticas (como hepatitis y cirrosis), aumentar la energía, tratar las intoxicaciones por metales pesados (incluyendo envenenamiento por mercurio y cadmio), supresión de las células tumorales, purificación y desintoxicación del cuerpo, oxigenación y regeneración de células, y refuerzo del sistema inmunológico. También se puede usar para ayudar ante casos de osteoartritis, artritis reumatoide, debilidad de los huesos (osteoporosis), dolor, cáncer, depresión, alergias alimentarias, anti-envejecimiento e infecciones virales y por levaduras.