


La aterosclerosis es una afección que consiste en el endurecimiento y estrechamiento de las arterias y demás vasos sanguíneas. Es causada por la lenta acumulación de placa dentro de las paredes arteriales. Cabe mencionar que las arterias son vasos sanguíneos que transportan sangre rica en oxígeno desde el corazón a otras partes del cuerpo y que la placa está formada por grasa, colesterol, calcio y otras sustancias que se encuentran en la sangre. A medida que crece esta placa, la aterosclerosis va estrechando el interior de la arteria y, con el tiempo, puede acabar restringiendo o limitando el flujo sanguíneo. Por otro lado, hay dos tipos de placas: dura y estable o blanda e inestable. La placa dura hace que las paredes de las arterias se vuelvan más gruesas y se endurezcan. En cambio, es más probable que la placa blanda se acabe desprendiendo de las paredes y acceda al torrente sanguíneo. Esto puede acabar provocando un coágulo de sangre que podría, a su vez, bloquear parcial o totalmente el flujo de sangre en la arteria. Cuando esto sucede, el órgano abastecido por la arteria bloqueada se muere de hambre y oxígeno al no recibir los nutrientes necesarios. Es más, las células del órgano pueden morir o sufrir daños graves. La aterosclerosis es una enfermedad lenta y progresiva que puede comenzar en la niñez y afectar a las arterias del cerebro, el corazón, los riñones y los brazos y piernas. A medida que la placa se va acumulando, es posible que desemboque en enfermedades y complicaciones más graves. Entre estas se incluyen: enfermedad de las arterias coronarias, angina de pecho, ataque cardíaco, muerte súbita, enfermedad cerebrovascular, accidente cerebrovascular, ataque isquémico transitorio o enfermedad arterial periférica "mini accidente cerebrovascular".