












La astaxantina es un carotenoide de color rojo muy intenso que se encuentra naturalmente en organismos marinos como microalgas, salmón, trucha, camarón, cangrejos de río y crustáceos. La fuente más rica de astaxantina se encuentra en la microalga Haematococcus pluvialis. Pues bien, se trata de un antioxidante y es conocido por cuidar la salud y proteger al organismo frente al daño celular, especialmente en el cerebro y el sistema vascular. Puede usarse para prevenir el envejecimiento, ayudar a mantener una piel sana, tratar el cáncer de mama, ayudar a la hora de realizar ejercicios de alta intensidad, reducir la fatiga, prevenir enfermedades cardíacas, reducir la inflamación y el dolor causado por la artritis, ayudar en afecciones neurodegenerativas como el Alzheimer, mejorar la fertilidad masculina, proteger la vista de la fatiga ocular, aumentar el flujo sanguíneo en los tejidos de los ojos, mejorar la salud del cerebro, ayudar a controlar la diabetes, proteger frente al daño de las células inmunitarias y finalmente, estimular la función del sistema inmune. Una característica especial de la astaxantina es que puede atravesar la barrera hematoencefálica y hemato-retiniana para proteger tanto el cerebro como los ojos (algo que es bastante inusual para los carotenos).