La osteoartritis (OA), a veces denominada enfermedad degenerativa de las articulaciones, es la enfermedad articular crónica más común en todo el mundo y la cual es la principal causa de dolor y discapacidad entre las personas mayores. Es el resultado de la degradación gradual del cartílago articular (siendo éste el material elástico resistente que cubre y protege el hueso) y el hueso subyacente. Las articulaciones más comúnmente afectadas por la OA son las rodillas, caderas, manos y columna. Aunque la OA afecta a todas las personas de manera diferente, los síntomas habituales incluyen dolor en las articulaciones, rigidez, movilidad reducida e hinchazón. Actualmente no existe cura para la OA; sin embargo, las estrategias de tratamiento más comunes para el manejo del dolor implican el uso de agentes farmacológicos. Estas opciones de tratamiento son eficaces para reducir el dolor y la inflamación; sin embargo, su uso a largo plazo se ha relacionado con efectos secundarios negativos. Como resultado, muchas personas que sufren de OA recurren a terapias alternativas como la terapia de campo electromagnético pulsado (PEMF). De hecho, se han informado varios estudios que ilustran los efectos prometedores de la terapia PEMF para el tratamiento de enfermedades relacionadas con los huesos y los cartílagos, como la osteoartritis de rodilla.

Curiosamente, y a pesar de que muchas personas recurrían a la terapia PEMF para la OA en el año 2000, un panel de expertos responsables de hacer recomendaciones a la Liga Europea contra el Reumatismo (EULAR) no analizó completamente su eficacia. No obstante, tras la publicación de numerosos ensayos aleatorizados que muestran los beneficios de PEMF en la mejora de los síntomas de la OA, se publicó una versión revisada de las recomendaciones de EULAR, la cual reconoció la técnica PEMF como una opción de tratamiento adecuada para la OA de rodilla.

Así pues, esta publicación resume los hallazgos de un trabajo anterior titulado "Efectos del campo electromagnético pulsado en la osteoartritis de rodilla: una revisión sistemática" de We et al., la cual analiza la eficacia de PEMF para el tratamiento de la artrosis de rodilla mediante la revisión de varios estudios.

Los autores encontraron 36.379 estudios en la literatura. Sin embargo, y por medio del cribado, los autores pudieron limitar su selección a 14 estudios. Para estos 14 estudios, la edad promedio de los participantes fue de 63 años (rango 60-73 años). En esencia, hubo un total de 482 pacientes que se sometieron al tratamiento con PEMF y 448 pacientes que recibieron el placebo. Con respecto a la terapia PEMF, y aunque la mayoría de los estudios aplicaron PEMF durante 6 semanas, la frecuencia y duración del pulso del campo electromagnético emitido no fueron las mismas entre los ensayos.

Se investigó la eficacia de los PEMFs para controlar el dolor de rodilla y se encontró que para los ensayos que empleaban metodología de alta calidad, el PEMF fue significativamente más efectivo en las semanas 4 y 8 en comparación con el placebo. Además, para los ensayos que cumplieron con los niveles de referencia de la Comisión Internacional de Protección contra Radiación No Ionizante (ICNIRP), se encontró que el tratamiento con PEMF aliviaba el dolor de rodilla a las 8 semanas.

También se estudió la eficacia de los PEMFs sobre la función de la rodilla y los resultados mostraron que hubo una mejora significativa en la función de la rodilla 8 semanas después del tratamiento inicial.

Aunque los autores reconocen que todavía se necesitan más investigaciones para evaluar de manera concluyente la eficacia de la terapia PEMF, este revisión aportó evidencia prometedora y la cual respalda el uso potencial de la terapia PEMF como técnica alternativa o complementaria para tratar la OA de rodilla sin efectos secundarios negativos.

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