







El trifosfato de adenosina (ATP) se puede considerar como la "moneda energética" para la vida y potencia los procesos celulares. Si bien el cuerpo puede producir ATP a través de sus propios procesos metabólicos, el ATP suplementario puede tener una gran cantidad de beneficios positivos para un organismo. Estos incluyen, entre otros, antiinflamatorios, antiserotonina, prodopamina, antiglucocorticoides, antivirales, antimutagénicos, antimicrobianos, anticancerígenos, ansiolíticos, antidepresivos, cardioprotectores, antiisquémicos, neuroprotectores y generalmente efectos anti-envejecimiento. El ATP también puede ayudar a aumentar la energía, mejorar el flujo sanguíneo, apoyar la digestión y promover el rendimiento físico y mental, así como el (re)crecimiento de los folículos pilosos en ciertos casos.